Nota previa: Más que una entrevista, se trata de una disertación de Yuu
Watase comentando cosas de la serie de lo más diversas e interesantes. Contiene spoilers de la historia, así que recomiendo su
lectura tras haber leído la serie por completo.
-----------------------------------------------------------------------
-----------------------------------------------------------------------
La primera vez que quise dibujar un “ángel enojado” fue
cuando estaba en la escuela secundaria. Por alguna razón estaba leyendo la
leyenda de la doncella celestial y pensé que, aunque era una historia preciosa,
¿no te enfadarías muchísimo si eso te ocurriera a ti? Te roban la ropa y te
fuerzan a casarte... Así que entendí perfectamente por qué al final deja a su
marido y vuelve al cielo. Sin embargo, había versiones en las que ella se
llevaba al cielo a otra gente, no sólo a sus hijos, ¡también a su marido! ¡yo
nunca le hubiera perdonado! Es por eso por lo que Ceres siempre está enfadada
al principio del manga, y cómo acaba adquiriendo una fama un tanto aterradora.
Ceres es una lucha entre doncellas celestiales y humanos,
aunque en realidad, es una metáfora de la lucha entre hombres y mujeres. Los
humanos representan a los hombres, y las doncellas celestiales a las mujeres. A
las mujeres se les han atribuido desde antiguo poderes especiales u ocultos.
Los hombres, por otro lado, tienden a ser realistas y científicos. Vi
diferencias que existían en la vida real, y las utilicé para separar los
papeles desempeñados por hombres y mujeres en el manga. Así que las doncellas
celestiales pueden hacer cosas mágicas o sobrenaturales, mientras los Mikage
(los humanos) tienen esta enorme empresa, montones de dinero, poder político, tecnología y la necesidad de
utilizar todo esto. Por eso los creé tan diferentes.
El término “genes” aparece a menudo en el manga. Cuando se
me ocurrió que la fuerza de los Mikage residiría en la tecnología punta, me
figuré que la rama adecuada sería la ingeniería genética. Por otro lado, son
las mujeres las que paren a sus hijos. Los Mikage ven la vida de una forma
científica... juguetean con ella con su poder tecnológico y tratan de crear
nueva vida a través de “la fuerza del macho”. Las opiniones que Kagami, su
representante, hace en el cómic no son erróneas, pero si nos fijamos más,
existe otro punto de vista, “el corazón es lo más importante en cualquier
relación”. Es el de Aya, hacia el final. “Amar a otro es tejer juntos el
futuro”. ¡Eso es todo lo que yo quería decir!
Este manga no dice, “esto está bien” o “esto está mal”. Así
que no traté de que Kagami fuera “uno de los malos”. Es frío, pero eso es por
culpa de su madre. Existe esa faceta emocional. Luego, hacia el final, cuando
ves que realmente se preocupa por los chicos, te encuentras con que no puedes
llamarlo “uno de los malos”. Mikagi, bueno, ya vemos lo que hace, pero sus
motivos son que ama en extremo. En la última mitad, mi ayudante me comentó que
le parecía muy interesante cómo Mikagi había siempre despreciado el amor, pero
que cuando Ceres le dice que él no es sino uno más de su largo historial de
hombres, se queda destrozado. ¡Ves, la ama, después de todo!
Intenté seguir ese tipo de realismo en Ceres, que fuera lo
más real posible. Esta vez quería que las cosas del “lado oscuro” fueran
también importantes. La amistad y el amor son maravillosos y tal, pero...
dentro de mí existe un lado rebelde que dice, “¿por qué no pueden los “malos”
también tener amores y amigos?”. Y de la misma manera, no todo es un camino de
rosas para los “buenos”. Sí, es duro, ya lo sé.
Aya, deprimida porque Tôya parece haberse olvidado de ella,
recurre a Yûhi, lo que la deprime aún más. La escena es dura, pero pensé que
éste era un manga en el que podría llevar las emociones al límite, que de la
forma en la que lo había ideado, ese dolor era posible en un manga shôjo (para
chicas). También ligaba con el tema fundamental, “¿qué es el corazón?” “Lo que
haces, ¿es realmente para bien?” Por ejemplo, el acto de seducir a Yûhi, no era
amor hacia él, sino por la necesidad de sentir el cariño de alguien, para
sentirse querida... Creo que eso le pasa a muchas chicas hoy en día, porque
creen que sus padres no las quieren... pero se equivocan. Entiendo cómo se
sienten, pero quiero que vean lo equivocado de su conducta, ¡que no deberían
hacer eso!
La razón por la que los personajes están todo el rato
luchando podría ser que... se filtra de algún modo mi personalidad. Hay muchas
cosas en el mundo que no puedo aceptar que sean “para bien”. Creo que muchas de
las cosas que se hacen hoy en día son demasiado superficiales. Pienso: “a eso
le falta substancia” o “carece totalmente de espiritualidad”. Ésa es la parte
difícil. Yo realmente no tengo las respuestas, pero lo único que quiero es que
la gente reflexione un poco. Todo este manga es sobre asuntos que no pueden
tener respuesta, asuntos de hombres y mujeres también. Lo que Kagami dice no es
falso, pero hay también mucha verdad en las opiniones de Aya.
A mí, sobre todo, me gusta Tôya. No confiaría en mí misma si
conociera a un tipo como él. Siente angustia por su propia identidad. Es un
problema común de la gente en estos tiempos modernos. Pero al final aprende a
amar a alguien, conoce a un montón de gente distinta, y acaba sintiendo
emociones humanas.
Las personas no somos precisamente humanos al segundo de
nacer. Podríamos convertirnos en lobos si nos criáramos con ellos... Así que no
se nos puede llamar humanos sólo por nuestro aspecto. Nos volvemos humanos
cuando empezamos a comprendernos los unos a los otros, y Tôya al principio no
era más que un muñeco humanoide. No eres necesariamente humano sólo porque
hayas nacido en la Tierra.
Tôya, si hace algo, es intentar alejarse de Aya porque
piensa que puede ser que él no sea humano. No es el típico personaje interesado
en el amor. Yûhi actúa más en relación a sus intereses amorosos. Bueno, yo no
quería que los intereses amorosos fueran claros estereotipos. Estaba siendo
rebelde otra vez. Decidí que en Ceres seguiría un patrón distinto al de Fushigi
Yuugi. Quería mostrar que la vida real no es así de fácil.
Aya se sentía atraída por Tôya debido a un instinto
maternal. No puede dejarle solo. Y Tôya se sintió atraído por Aya porque... lo
sigue y lo persigue como un perrito faldero, por lo que no puede evitar acabar
fijándose en ella. Él no entendía de emociones, pero ella es alguien que le
dice que le gusta, así es cómo él empieza a encariñarse un poco con ella. No lo
hice a propósito, pero los lectores dicen que Tôya parece más amable a medida
que la serie avanza. Cuanto más avanza la historia, tanta más cuenta se da Tôya
de que no es humano, pero más humano se vuelve el personaje. Era tan frío con
Aya al principio. A los lectores les sorprendió. Tal y como eran las
circunstancias entonces, Tôya no podía sino ser frío. No comprendía mucho las
emociones.
Todas las madres fracasan en su papel de madres... Sólo me
di cuenta de esto después de haber acabado la serie, pero... la madre de Aya se
vuelve loca y abandona. La de Yûhi lo abandona a él y se marcha. La madre de
Kagami lo maltrataba y se volvió loca. Ceres es también madre, pero... Después
de todo, al final, Aya lo comprende... nadie tuvo una madre, y en una situación
en la que se cuestiona la institución de la maternidad, Aya se da cuenta de que
hay que proteger a los niños... y esto es lo que le une a Ceres en el pasado.
Al principio Ceres piensa que sus descendientes en la
familia Mikage son todos un fracaso, y que ha fallado como madre. Decide que
ella es la responsable y que tiene que matarlos a todos. El hecho de que se
sienta responsable puede ser quizás una forma de amor, pero al entrar en
contacto con Aya se da cuenta de que no tiene razón.
Ceres estaba muy enfadada con los Mikage porque eran sus
descendientes, pero también eran los de Mikagi. Se da cuenta: “Oh, Dios mío,
¡actúan exactamente igual que el imbécil de mi marido!” Cree que el género
humano no tiene remedio y que nunca cambiará. Mikagi la traicionó, y sus
propios descendientes también la traicionaron
a su vez, así que simplemente abandona. Aún así, sigue intentando
reencarnarse para proteger a sus hijos, pero las atrocidades de los Mikage la
dejan anonadada. Sufre el desengaño de Mikagi durante miles de años. Al final,
su interacción con Yûhi, Chidori y Shuro, vista a través de los ojos de Aya,
hace que cambie.
Al principio Mikagi creía que Ceres era hija de los dioses.
O sea que puede volar y tiene todos estos poderes. Siempre consideró que estaba
muy por encima de él. Seguro que todo el mundo en el pueblo le iba diciendo:
“Es hija de los dioses, un día te dejará”. Él nunca estaba a su altura. ¿Cómo
se puede comparar a un mero mortal con una criatura celestial? Sabía que
mientras fuera humano, nunca podría estar cerca de ella. Podría estar sentado a
su lado y que le sonriera, pero, aún así, se sentía fuera de lugar. Le faltaba
confianza en sí mismo, así que cuando Ceres le otorga poderes, todo el asunto
empieza a subírsele a la cabeza. Se obsesiona con todo el asunto de “el Cielo y
la Tierra”. Le hice expresarlo cuando dice: “te daré una vida que no puede
compararse a ninguna otra de este mundo”. Ninguna confianza en sí mismo. Quería
estar al mismo nivel que ella, pero en su cabeza todo empieza a confundirse. No
quería dejarla marchar, y cuando obtiene poderes, como el humano que es,
empieza a querer más y más. Luego comienza a sentir ese deseo machista de
conquista y una pervertida avaricia, y para Ceres se convierte en una opción
cada vez peor de padre para sus hijos... Para Ceres no había tanta diferencia entre él y ella al
principio, ¡y hubiera sido mejor que todo hubiera quedado así!
La relación entre Shuro y Kei era también un poco así. Kei
tenía talento y se esforzaba. Pero desde el punto de vista de Shuro se estaban
alejando. Creo que a Kei le gustaba Shuro, incluso si él no se daba cuenta.
Pero era un chico, y creo que no aceptaba la “elevada” posición de ella. Los
chicos son así, a veces. No se sienten bien a no ser que se coloquen en una
posición de superioridad frente a las mujeres. Se preocupan mucho por cosas que
para las mujeres no son más que idioteces. Eso es lo que hace que la mentalidad
masculina sea tan compleja.
Pero entonces, las mujeres que hay en la historia son tan
terroríficas cuando se enfadan, acaban dándole la patada definitiva a la gente
que les disgusta. Mientras reciban amor, son encantadoras.
Hay un proverbio que dice: “Si el corazón es puro, es un
ángel, si no, es un demonio”. El corazón de las mujeres es así de voluble.
Esto también aparece cuando Maya Hirobe dice: “La estabas
avasallando”.
En Ceres, es difícil tener éxito en el amor. Aya pasa por
todo tipo de terribles situaciones para poder acabar junto a Tôya. Pensé que
era mejor que la gente no se enganchase con el primer volumen a base de
romanticismo, pues resultaría falso. No hice que las cosas fueran fáciles para
con Tôya, y los lectores opinaron que la historia así era mucho más real. La
gente no encuentra a su pareja tan fácilmente. Es verdad que yo quería que el
amor fuera más realista y dramático, pero sobre todo quería evitar clichés
inverosímiles. La historia necesitaba tener su miga, por supuesto, así que puse
algunos elementos románticos en los sitios adecuados, pero eso es todo.
A mí me daba pena Chidori. Creo que Yûhi sabía cómo se
sentía. Pero Chidori podía estar contenta en cierta manera... se las arregló
para proteger a Yûhi, y eso puede haber sido su salvación.
La historia de Yuki Urakawa también es triste, ya que al
final decide matar a su novio y suicidarse ella. Muchos de los personajes
mueren con el corazón desgarrado, al final, no saben qué hacer. Aunque Maya
Hirobe está viva al final. La idea era que su perro, llamado Mamoru (que
significa “proteger”), salvara la vida de su querida ama al luchar contra el
demonio interior que la poseía. El animal tiene el mismo nombre que su ex. ¡Ése
sí que era un chico egoísta! Aunque en la vida real he oído muchas historias de
chicos como él. Algunas relaciones en las que los amantes viven lejos acaban de
la misma forma. El amor no siempre tiene un final feliz. ¡El amor de Yûhi no era
correspondido!
Me pregunto por qué dejé morir a Miori... Al principio no
tenía esa intención. Pensé que, quizás, podría morir cuando empezase a rechazar
la droga vector, pero... Yo tenía la clara intuición de que ella se suicidaría.
Es increíble cuando tienes el presentimiento de que un personaje va a actuar de
una cierta forma.
En el manga, Shuro llama al acto de Miori “la forma más
sucia de venganza”, pero creo que algunos lectores se tuvieron que parar a
pensar que eso era venganza. A mucha gente le caía mal, incluso después de
muerta. Algunos lectores escribieron diciendo que sabían cómo se sentía, pero
que el suicidio no era la respuesta o que haciendo eso no haría a su madre
feliz. De hecho, yo quería que la gente pensara en estas cosas. Hay muchos
chicos, demasiados, que se suicidan porque les hostigan y los tratan como
parias. La historia de Miori fue para mí muy difícil de dibujar. La verdad es
que me partía el alma. Mientras escribía el guión me decía a mí misma: “oh,
Dios mío, lo he hecho...” Cuando se la enseñé a mis ayudantes se deprimieron
para todo el día. Ni siquiera hablaron mucho mientras trabajaban. Fue muy
doloroso para mí, pero quería que Aya se diera cuenta de que tenía que tener
aún más ganas de vivir por todo lo que había pasado.
La muerte de los Genomas C... Me pareció que eran personas
que no deberían quedarse en el mundo. El hecho es que, en primer lugar, ellos
no deberían haber estado vivos. Si hubieran sobrevivido, alguien se habría
aprovechado de ellos. Cuando Shuro murió... le confió todo a Aya. Chidori
también, pensó que Aya podría hacer lo que ellas no podían. Bueno, eso ocurre,
no con Aya, sino con el bebé que lleva dentro. El bebé de Aya es un punto muy
importante en Ceres, incluso si sólo aparece un momento al final de la serie.
Por ejemplo, en el caso de Kagami, es a través del hijo de
Aya y Tôya que él logra sus objetivos. Es el hijo de una doncella celestial y
de un humano sin defecto alguno... Tôya es de alguna manera humano. Pero el
niño no nació gracias a algún tipo de proceso de tecnología fisicoquímica, sino
que nació por amor, así que se podría decir que Kagami también ha perdido. Ha
perdido, pero el niño vive, lo que es suficiente para Kagami. El niño no vino
al mundo por el “poder” de Kagami, pero ésa no era la cuestión. Es por eso que
al final le confía todo a Alec. Era el mejor de los que estaban de su parte (de
hecho podría haber estado del lado de Aya), y pensó que sólo Alec tendría la
certeza de saber qué hacer con los embriones. Creo que es mucha la responsabilidad
para Alec, pero que sabrá hacer lo que sea preciso.
Kagami quería dejar vivas a las Genomas C, como “madres”.
Sabía lo necesarias que son las madres. De hecho, iba en contra de su
naturaleza el tener que eliminar a una “madre”. Los hijos son más importantes
que las madres, así que una vez extraídos los óvulos fecundados, no hay ninguna
razón para que las madres sigan existiendo. Aunque ya sabemos que aparecieron
muchos clones de Ceres. Para Kagami, el retrato de Ceres que había visto en la
mansión Mikage hacía mucho tiempo se convirtió en su ideal de madre, o de
sucedáneo de madre, no tenía ningún interés romántico en ella. Así que les hizo
desempeñar el papel de madres a las doncellas celestiales, a los clones de
Ceres. Lo que realmente era Kagami era un chico que necesitaba que lo amaran, a
pesar de que siempre le había dado la espalda a ese sentimiento.
Decidí no preocuparme demasiado de si la trama resultaba lo
suficientemente entretenida. No es algo que sea bueno, pero es que quería
centrarme en que la historia fuera sobre todo real. Por supuesto la planeé de
forma que tuviera sus momentos de tensión, pero lo que me propuse es que fuera
lo más realista posible. Cuando disparan a Tôya todo resulta desgarrador, me
figuré que es así como debería ser. Quería mostrar las partes más dolorosas,
las partes que mucha gente no querría ver, e incluirlas en la paleta. Quizás
así entonces, la pureza de Yûhi, la pureza de Aya y Tôya, resultaran más
reales. Si eran unos personajes románticos desde el principio, todo parecería
falso.
Creo que si no pudiera expresar las cosas que tengo que
decir al mundo se acabaría mi carrera. Cuando la gente llega a la edad adulta,
toman un punto de vista pasivo. Las cosas son como son, siempre han sido así y
así seguirán. ¡Eso me saca de quicio! Protesto contra todo tipo de cosas. Hago
que mis personajes salten contra cosas que yo considero inaceptables, como
cuando al final puse en boca de Yûhi: “¿dónde te has dejado el corazón?” Cuando
la gente dice que el mundo es horrible, que los políticos son unos
sinvergüenzas, pero que no se puede hacer nada para cambiar las cosas, ¡me
hierve la sangre! ¿Cómo no hay más gente que se indigne? Me parece que se
vislumbran claramente mis opiniones. Me apasiono cuando escribo este tipo de escenas.
En la segunda parte, cuando Aya y Kagami tienen su disputa,
Kagami es mi lado tranquilo. Nunca aprobaría lo que hace, pero hay cierta razón
en lo que dice. Por otro lado, cuando Aya le grita: “¡Te equivocas!” es mi voz
la que se alza en contra de esa tendencia cada vez mayor hacia las relaciones
basadas sólo en el sexo, no en el amor o el afecto.
Cuando los personajes lloran, yo también lloro. Es bastante
duro. Mis ayudantes y yo trabajando con lágrimas y lloriqueos, con música
triste de fondo. Me han dicho que soy muy intensa. Cuando los personajes se
deprimen, me deprimo yo también. Soy un poco masoquista, porque disfruto con
todo esto.
Mientras dibujo, me meto de lleno en los personajes. Por
ejemplo, la viñeta en la que Shôta se levanta, la practiqué montones de veces
delante del espejo. ¿Cómo me podría levantar si estoy en el suelo y no puedo
utilizar las piernas? Hice y rehice muchos bocetos, teniendo en cuenta qué
partes del cuerpo me dolían y cuáles eran las expresiones de mi cara. También ato
a mis ayudantes y les empujo. Se quejan, pero se ríen mientras lo hacemos. Les
tengo que decir que se pongan serios, para que parezca real. También me apreté
el brazo al máximo, para ver cuánto dolía.
De una de las escenas de las que estoy más orgullosa es del
flashback de Ceres y Mikagi. Y de muchas otras también. De una en la historia
de Miori que creo que quedó muy bien. Un dibujante amigo mío que es muy bueno
con diseños tridimensionales me ayudó muchísimo. Le llevó dos días acabarla,
quedó increíble. ¡Realmente quiero agradecérselo! La sangre está por todas
partes. Una ayudante mía me gritó de dolor mientras entintaba una página. Le
pregunté que qué pasaba y me contestó que es que quedaría mejor si le daba más
realismo a la herida. Las viñetas de edificios también llevan mucho tiempo y
conllevan muchos problemas... pero luego me encantan cómo quedan.
Ya estaba metida de lleno en la historia cuando llegué a la
segunda parte. Sobre todo en las seis últimas entregas que fueron exactamente
iguales a como las había imaginado. Aunque acorté un poco la batalla entre Tôya
y Mikagi. Estaba totalmente mentalizada para los episodios finales.
Y de pronto, resulta que Aki muere. Podía haberlo mantenido
vivo, pero me pareció que se merecía un castigo ya que había prometido, sin
conseguirlo, frenar las actividades de Mikagi. Los dos son la misma persona, y
me figuré que Aki se volvería loco si supiera la cantidad de gente a la que
había matado. Por otra parte, también me parecía mal que todo el mundo guardara
el secreto y nadie le dijera nada. Mucha gente dice que a Yuu Watase le gusta
matar a sus personajes. No es que me guste... es que, sin embargo, a veces
sucede.
También me han dicho que si me paso un poco más ya no sería
manga shôjo, que el contenido sería más adecuado para una revista con un
público más adulto. Sigue siendo shôjo, pero el contenido se acerca al seinen,
más arriesgado.
Me siento como si no hubiera gritado lo suficiente en
Ceres... aunque estaba muy satisfecha cuando lo acabé. Hay algunas cosas que
lamento y que considero que las podía haber hecho mejor, pero estaba contenta
con la labor final... Incluí todas las cosas que pude. Fue un trabajo en el que
estuve gritando todo el rato, pidiéndole a la gente que reflexionase un poco.
En especial quería que las chicas se cuidasen un poco a sí mismas. En el
volumen 10, a Aya la atacan unos chicos... y luego Mikagi... ¡no es que yo sea
una pervertida! Escribí esas escenas con un poco de sarcasmo, no para decir que
los hombres son malos, sino porque las chicas no los toman lo suficientemente
en serio. No son del todo conscientes de que son mujeres. Se excitan tantísimo
con cualquier escena ligeramente erótica en un manga. ¡Quería decirles que los
hombres no son algo tan sencillo! Que vieran que todo lo que hacen siempre
conlleva consecuencias.
Lo que pasó en la biblioteca de Tango no fue culpa de Aya,
sin embargo. Es como cuando a una chica la soban en el metro a la hora punta, y
no se atreve a decir nada. Eso es lo que yo quería decirles: “¡chicas, tened
más cuidado!”
Al final, Aya toma la senda biológica de la mujer, para
poder tener un hijo del hombre al que ama. No es que lo considere la única
opción para que la mujer halle la felicidad, sólo quería mostrar que las
mujeres son increíbles al poder crear una nueva vida. Quiero que todas y cada
una de chicas que leen mi manga sepan que son unos seres increíbles. Por
supuesto, eso no quiere decir que desprecie a los hombres.
Quería que cualquiera que leyera a Ceres pensara en qué es
lo más importante en la vida, y eso no es ni el dinero ni los bienes
materiales. Puede que sea una idealista, pero me parece que si se pierde ese
concepto, será el fin, no importa lo que nadie pueda decir al respecto. Es un
tema recurrente en toda mi obra. Seguramente en cualquier género que trabaje...
El concepto de “el corazón” también aparece al final de Fushigi Yûgi. Me
gustaría seguir con títulos que digan que el “corazón” es lo que de verdad
importa.
Mi próxima serie es un drama que tiene lugar en una escuela
secundaria, así que puedo hablar sobre “el significado del corazón” de una
manera que me es muy familiar. Incluso si trabajara en otros géneros, el tema
central seguiría siendo el mismo. ¡Será el “corazón” hasta el día que me muera!
Me da igual el contenido que tenga, es lo que me gusta hacer.
*****************************************************************
Agradecimiento especial a PaGe por haberme proporcionado la
transcripción y así ahorrarme numerosas horas de escritura. Mil Gracias!
No hay comentarios:
Publicar un comentario