"¡Viva Japón!" es la serie shôjo que, siendo de dicho género, tiene menos aire de pertenecer al mismo de toda la obra de Yuu Watase. No sólo la historia no tiene como base el romance de los protagonistas, sino que es un tema que queda relegado a un segundo plano. Lo que prima en esta obra es el humor: un samurai miope, anacronismos con inventos del siglo XX introducidos en el periodo Edo, esqueletos vestidos y usados como marionetas a las que llaman Huesitos y Claviculina... Si en todos los mangas de esta autora se pueden encontrar situaciones cómicas, su presencia en éste se supera con creces.
El desarrollo es lento al principio, todo el primer tomo y buena parte del segundo están formados por historias que no aportan nada a la trama principal del pasado de Yusura. Estos capítulos permiten conocer un poco más a fondo a los protagonistas, e introducen numerosos secundarios cuya aportación se quedará meramente en un papel puntual del capítulo en el que aparezcan (el ninja Kazanozuke, la monstruita Yuba, la domadora Chiyo, etc.). Por el contrario, todo queda resuelto en el último tomo de una manera un tanto precipitada al que además hay que descontarle las páginas de la historia "Los pinitos de una doncella" (Otome no Hajime). Si bien es cierto que no deja cabos sueltos, al final le habría venido bien un desarrollo algo mayor.
En cuanto a los personajes, nos encontramos con la protagonista femenina más fuerte e independiente que ha hecho Watase. Yusura, a pesar de que busca su pasado, sabe mirar al futuro. No le interesan los amoríos y lucha por ayudar a los más débiles. Samon, en cambio, es un personaje mucho más pasivo. Ayuda a Yusura, pero es ella quien lleva el desarrollo de las batallas. Los secundarios ayudan a poner color y puntos cómicos, pero ninguno tiene un peso destacable en toda la serie y se quedan bastante planos, sin profundizar en ellos.
En cuanto a las historias cortas que acompañan esta serie, hay un fuerte contraste entre ellas y la historia principal.”Ilusiones después de clase” es oscura y fuerte, poco tiene que ver con el espíritu de “¡Viva Japón!”. Es una historia bastante interesante y original a pesar de ser un trabajo antiguo; estaría en la línea de Ayashi no Ceres. “Los pinitos de una doncella”, por otra parte, es una historia sencillita y dulce sobre el primer amor de una niña que tiene complejo de inferioridad respecto a su hermana mayor. Lo curioso de esta historia es que usa tanto a Alice como a Mayura de Alice 19th cuando eran pequeñas.
En lo que se refiere al dibujo, varía entre el principio y el final pues empezó esta historia mientras llevaba adelante Ayashi no Ceres, y luego la serie estuvo parada desde 1999 a 2003, años en los que Yuu Watase tuvo tiempo de depurarlo mucho. El dibujo del último tomo tiene la calidad que alcanza ya en Alice 19th o Zettai Kareshi.
La edición de Glénat se puede considerar buena. Tiene papel blanco, sobrecubiertas y buena traducción, pero en lo que a edición de los textos se refiere es nada más que regular y hay partes bastante mal editadas, principalmente onomatopeyas y textos sobre tramas. No es un mal trabajo, pero parece haber sido hecho con prisas y cuidando muy poco los detalles.
¡Viva Japón! se trata solamente de una historia para divertir y pasar el rato. No se le debe pedir más. Un dibujo bonito y una historia sencilla que es capaz de enganchar porque entretiene y puede llegar a sorprender. La edición es correcta, aunque hay trabajos de Glénat mejor hechos. Además, al ser cortita, no supone una gran inversión, y reporta buenos ratos leyéndola.
VALORACIÓN
Historia: 8
Originalidad: 7
Dibujo: 7
Edición: 7
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